Bernardo Atxaga
Asteasu, Gipuzkoa, 1951; es seudónimo de Joseba Irazu Garmendia. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Bilbao, desempeñó oficios variopintos (maestro de euskera, guionista de radio, librero, economista ...) hasta que, definitivamente, a comienzos de la década de los ochenta, consagró su que hacer exclusivamente a la literatura. Autor, entre otros, de Obabakoak, (1989, Premio Euskadi, Premio Nacional de Narrativa, finalista en el European Literary Award, IMPAC), El hombre solo (1994), Dos hermanos (1995), "Esos cielos: (1997), El hijo del acordeonista (2004, Premio Grinzane Cavour, Premio Mondello, Premio Times Literary Supplement Translation Prize), Siete casas en Francia (2009, finalista en el Independent Foreign Fiction Prize 2012, finalista en el Oxford Weidenfeld Translation Prize 2012) y Días de Nevada (2013, Premio Euskadi). Su obra puede leerse en 34 lenguas, y ha sido llevada al cine por Montxo Armendariz (Obaba, 2005), Aizpea Goenaga (Zeru horiek, 2006) e Imanol Rayo (Bi anai, 2011). Es miembro de la Academia de la Lengua Vasca y director de la Revista Erlea.
Desde sus comienzos se reveló como constante y meticuloso trabajador (en 1972 publicó sus primeros poemas en euskera en una pequeña antología; en 1976 vio la luz su primera novela De la ciudad; en 1978 contempló la edición de su poemario Etiopía...). Su manejo exquisito mundo interior, convirtieron a Bernardo Atxaga en excelente e insoslayable referencia de la expresividad y la solidez del euskera como lengua culta.
Pero, más aún, en afinada opinión de Valeria Clompi, Atxaga construye siempre su literatura en paralelo exacto al idioma que la expresa en cada ocasión. Y, en efecto, la brillantez de su tarea ha sido justamente reconocida desde 1989: la edición de Obabakoak (ya presentado en 1988) cosechó el fervor entusiasta de todo el mundo hispánico. La concesión del Premio Euskadi, del Premio de la Crítica, del Prix Millepages y su traducción a más de veinte idiomas han reportado al autor un merecido respeto, revalidado hasta la fecha sin excepción en cada una de sus entregas. La celebrada recopilación poética Poemas e Híbridos (1993), Dos Hermanos (1995) o Esos Cielos (1996) son inmejorables ejemplos, respaldados nuevamente por sus últimas publicaciones (El hijo del acordeonista, Siete casas en Francia o Días de Nevada).
"El mundo está en todas partes", sentencia en una de sus escritos. Su obra, que pulveriza el tópico mostrenco del escritor obligado por un compromiso, supone una defensa a ultranza de la autonomía de la literatura y de su valor específico como vehículo de humanidad por encima de cualquier otra consideración, sea cual sea. La pluma de Atxaga articula realmente un metalenguaje universal sobre coordenadas de una sugestiva sutilísima urdimbre. Las dualidades formales que ocultan un edéntico destino resultan emblemáticas, con reiterada serenidad se nos enfrenta a la tenaz incertidumbre por un presente -no digamos ya por un futuro- inocente en su esencia, abocado a ser destruido- a un exterior incomprensible en relación a la irrebatible hermosura de la vida. En fin, la soberbia transparencia de su estilo, la emocionante sencillez de sus argumentos y la elocuente consideración de sus imágenes configuran a Bernardo Atxaga como uno de los creadores de mayor hondura y originalidad en el panorama literario hispánico actual.